martes, 30 de diciembre de 2014

Al forastero, al viajero extranjero

A ti que caminas, simplemente caminas.
Que vas dibujando nuevos rostros,
en las calles, aeropuertos, barcos y trenes.

A ti que olvidas el tiempo,
que un mes son años,
que los amigos no envejecen, ni los lugares mueren,
que ayer, hoy y mañana pueden ser lo mismo.

A ti que en sueños cantas y juegas,
que en sueños entras danzando a aquella casa,
que en sueños luchas y abrazas.
Sueños.

A ti que atesoras fotografías,
que les darías mil "me gusta",
que de perderles sufrirías como quien pierde un recuerdo.
Como quien pierde la cercanía.

A ti que no olvidas,
que aunque muchos piensen lo contrarío,
recuerdas con vida cada instante y momento.
Momentos fugaces, ínfimos, eternos, enormes.

A ti que planificas la próxima partida,
la visita especial, el recorrido anhelado,
la comida, los regalos y palabras.
Cuentas los días.

A ti que amas todo lo que lejos has aprendido,
que te entregas al mundo, que lo vives a él.
A ti que sin embargo algunas veces incomprendido te sientes,
que del mundo completamente extranjero te vuelves.

A ti, que buscas respuestas a ese sentimiento,
de ser y no ser, de estar y no estar, de ir y venir.
Te digo, más bien te abrazo:
No eres el único, no eres la única.

A ti, a mi y a nosotros.
Por distintas razones estamos en este movimiento:
lugares, emociones, ideales, personas, miedos.
Todo es movimiento.

A ti, a mi y a nosotros.
Ya es parte de nosotros, ya no se puede borrar.
Ya estamos en este viaje y por mucho que regresemos,
siempre el movimiento seguirá.

A ti, a mi y a nosotros.
Espero dejemos huella tras nuestro paso,
espero abracemos cada instante, nos abracemos.
Espero recordemos:

Lugares, sabores, colores.
Sonrisas, caídas, abrigos.
Cantos, texturas, zapatos.
Palabras y silencios.
Bienvenidas y despedidas.
A ti, a mi y a nosotros.

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