lunes, 15 de octubre de 2012

Nadie es profeta en su tierra

De los mares al océano,
una brisa breve me trajo aquí,
una brisa indiscreta, repentina.

Me sumergí sin saber que depararía,
tanto que aún lo pregunto,
¿o lo sé?

¿El pájaro dónde va al terminar el invierno?
veo el agua moldear a un árbol,
pero sigue siendo árbol.

La mano se mueve y yo ya me desvié,
el calor se siente y a brisa se respira,
¿otra vez tú brisa?

Una vez más:
Nada se pierde y todo se transforma.
Todo esto soy yo, somos.

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