martes, 30 de octubre de 2012

me dividí en tres

en dos, en tres, en un millón, en infinitos números.

El momento cayó, y también calló.
Me dividí en tres y seguía siendo yo.
Por ahí volaba el sueño,
cantando la energía.

Pasó el samaritano -un poco angustiado-
pasó y saludó, pasó y sonrió.
Sus miedos iban y venían.
Sus ganas también.

Junto a la huella viajaba la arena,
y el mar atrás le recordaba la velocidad
de aquél reloj insaciable, del espejismo descifrable.

Todo fluía, todo se precipitaba.
Todo se desequilibraba, para amanecer equilibrada.
Tal vez la preguntas no hacen falta de madrugada,
pero las acciones sí para -la- mañana.

¿Accionar? Desde.
Las estrellas se sienten.
Quieren reír, quieren gritar, llorar.
Hay algo que no está funcionando.

Dime, ¿qué harás para cambiarlo?
Respiro, siento, pienso (no por favor), existo, sueño.
Otra vez, me dividí en tres.



miércoles, 24 de octubre de 2012

Estación terminal

A la hora de los abrazos, aquellos del otro extremo estaban más cerca. 


(Febrero 2012)

miércoles, 17 de octubre de 2012

Grandes momentos

De la infancia "antes de"...
Dormir en el auto después de un improvisado día de playa.
Ir en pijama al aeropuerto a las 5:00am.
Ver a mi papá afeitarse.
Pasar sola por el callejón para ir a comprar.
Comer ovomaltina, aceitunas verdes, o mamón.
Estar con las visitas de mi mamá y escuchar todo.
Comer caraotas con azúcar.
Escuchar el cd de Juanes toooooodo el día.
Dormir en el cuarto con aire acondicionado de mi hermano.
Trepar por la reja (oh, la inseguridad) hasta llegar al balcón.
Atrapar maripozas del patio por las alas.
Quedarme en la casa de la señora Flor después de clases y que me diera lechoza con azúcar.
"¿Me da un tequeñón y un jugo de piña?"
Ver MTV en la casa de mi mejor amiga.
Perseguir cotejos y quitarles la cola.
Ganar carreras en mi primera bicicleta.
Saberme de memoria el casette de Shakira que colocaban en el auto.
Comer club-house (a pesar de la dificultad para mis pequeñas manos) en el Club Madeirense.
Ver "El Rey León" en VHS una y otra vez.
Hacerle peinados con las orejas a mi perro.
Darle de comer al morrocoy de mi vecina por la cerca del patio.
Jugar con los juguetes de mi hermano.
Hacerme la dormida cuando llegaban mis papás.
Que mi papá me comprara donnas a la salida del colegio.
Comer pan de jamón escuchando gaitas en navidad.
Que la tía más linda del mundo me peinara.
Hablarle a mis gallinas.
Dormir con una franela gigante en el cuarto de mi mamá, con olor a mamá.
Poner un disco y hacerle un espectáculo a mis peluches.
Manejar en los carritos chocones.
Comer hasta no poder más los helados de mi abuela.
Jugar a la lucha libre con mi hermano.
Mecerme en el chinchorro.


Y podría seguir. ¡Oh, esos breves momentos que vienen al recuerdo con un aroma y te hacen sonreír y ser infinitamente feliz!

lunes, 15 de octubre de 2012

Nadie es profeta en su tierra

De los mares al océano,
una brisa breve me trajo aquí,
una brisa indiscreta, repentina.

Me sumergí sin saber que depararía,
tanto que aún lo pregunto,
¿o lo sé?

¿El pájaro dónde va al terminar el invierno?
veo el agua moldear a un árbol,
pero sigue siendo árbol.

La mano se mueve y yo ya me desvié,
el calor se siente y a brisa se respira,
¿otra vez tú brisa?

Una vez más:
Nada se pierde y todo se transforma.
Todo esto soy yo, somos.

Esperanza

El mundo que vemos aquí es posible.
Este mundo existe; allá donde todo es más rápido y lo material parece ser más importante. Este mundo existe.

El mundo donde los pájaros ríen y se dejan escuchar, sin volar a nuestro pasar. Donde el sol entibia y la brisa acaricia. Donde los árboles tienen ojos y saludan con sus largos brazos. 
Existe, porque nadie lo ha escondido, porque somos nosotros los que no queremos verle. 

Al despertar de cada sueño, seremos quienes descubramos la verdad trascendente y milenaria de este mundo. 
Entonces sonreiremos, amaremos y sembraremos.. y allí estará ¡junto a nosotros!
¡Confía y a volar!

tac-tic

El tiempo.
El tiempo es un sentimiento disfrazado de variable, una estela fugaz que nos apura a vivir o nos llama a mantener la calma.
Relojes inservibles ¿Por qué no sólo disfrutamos?
¿Por qué no aprender a sentir el día a través de lo que nos rodea, en vez de usar al reloj?
El tiempo es un misterio: un breve lapso, un eterno resplandor, un espejo de nuestro interior, una careta que oculta nuestras verdades y temores.
Es lo que queramos.
Es cuando lo queramos.
¿El nos dirá, o nosotros le diremos a él?
Tic tac.