lunes, 1 de enero de 2018

2017

¡Qué tambaleón!

De principio a fin frente a procesos y ciclos que comenzaban a cerrarse.

No me alargaré mucho, y es que tal vez aún no me cae la teja de este año.
De rebote contra la capital y sus realidades, sus no tan buenos momentos.
De frentón con la sombra, la ira, el desconcierto.
Ansiedad dominante trajo desgaste constante.

Hablé, expresé. Lo trazado para el año.
La palabra fue mostrando más, alejando la represión.
Trayendo consigo emociones que no sabía donde encasillar.
Soy malo, y eso es bueno - diría Ralph el demoledor -.

El amor sostuvo, el amor permitió.
Hacia mí, hacía los otros.
El  recibido y el entregado.
Ojos verdes de genuino brillar.
Danzaron con los míos para aprender.

Y vivo.
Vivo como el malabarista encima de su monociclo.

Estaré más cerca de eso que llaman realidad.
Estaré construyendo mi realidad.
Y no tener certezas a veces es bueno.

Mi desafío: la espontaneidad.
El goce, el disfrute.
Reír y dormir más.

2018.