Aquí me encuentro de nuevo,
abrazo las letras, las palabras que fluyen.
Encuentro mi lugar.
Qué no juzga, que suelta, que permite.
Dónde la lágrima se presenta sin miedo.
Dónde no hay esquemas, ni rimas.
Muy pequeña tomé el lápiz.
Crecí en silencio con tu compañía.
Y aquí estoy de nuevo, en esta habitación vacía.
Este último tiempo te pensaba lejos, no conectaba.
Y al final, siempre estás.
Eres la contención destinada.
Lo admito, quisiera que compartieras tú lugar.
Quisiera permitir que me abracen.
Quisiera abrazarme yo misma.
Anhelo no estar cansada,
ser la optimista que me caracterizaba.
Y aquí estoy, con dolor.
No sé donde sale -me frustro-
Al parecer no está permitido.
Hay muchos incomprendidos.
No puedo con esta ciudad.
Perdón si sueno fatal.
Es el alma quien grita.
Entrañas que no tienen respuestas,
que alguna vez han imaginado,
que desaparecer no es tan alocado.
Quisiera explicarlo,
pero se me va de las manos.
En fin, no se lo deseo a nadie.
Y aquí quedarán las letras.
El aviso rezagado.
Al menos vaciaron.