No me alcanzan los días para darme cuenta del valor de cada momento.
Para abrazarlos, sonreírles y llorarlos.
No me alcanzan los días para contemplarlos.
Para respirar y entender, para caminar y cantar.
No me alcanzan los días para callarme.
Para adentrarme y descubrir, para olvidar y reclamar.
No me alcanzan los días para escribir.
Para recordar y perdonar, para estornudar y agradecer.
No me alcanzan los días para la melancolía.
Para soñar y luchar, para nadar y dormir.
No me alcanzan los días para saber.
Quien soy, a donde voy, por qué estoy.
Aun así, me alcanzan para sentir.
No sé muy bien qué cosa sentir.
Y el no saberlo me hace seguir.