¿Quién no lo sabe? Dirán.
Pero no está de más volverlo a vivir.
No es que no crea que no se avanza, al contrario.
Oscilamos, pero cuesta arriba.
Una especie de subir y bajar sin dejar de subir por más que el descenso sea profundo.
Y a través de las colinas vamos caminando, tropezando y saltando.
Vamos equilibrando y reconociendo el valor de cada momento.
El valor de este fastidio ahora mismo.
Fastidio personal de haberme sentido flotando hasta descender y encontrarme con mi propio fastidio.
Y que rico es sentirlo, pues me recuerda porqué quiero seguir escalando.
Todo enseña. Eso sí la sensación de estar flotando y caer para volver a subir me la imagino cómo una persona que está haciendo parapente y pierde el control. Como si en esa situación de subir y bajar flotando no se tuviera control de las propias acciones
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